jueves, 1 de noviembre de 2012

Jaula mentirosa.


¡Ja! Que crédula fuí,
tan inocente...
pensar que este abrazo era tuyo.
"!Que infantil!" pensé,
al recordar una vez más
que no volvería a verte,
al recordar nuestro final.
Que conformista forma de pensar,
tan arrogante,
y ¿por qué no? También fantasiósa.
Al vivir una y otra vez la misma situación.
"No volveremos a estar juntos"
dijiste ese día, bajo el árbol
que presencio
muchas de nuestras pasionales entregas.
"Estoy de acuerdo"
conteste con seguridad,
dominando mis sentimientos en ese instante.
Que ilusa, porque fue así
como me comporte,
como una chica esperanzada
que esperaba verte a la vuelta de la esquina.
¡Oh! gran mentira la mía,
aquella que me di el lujo
de creer y de crear,
gran jaula que contamina el alma.
Más, a pesar de saber la realidad,
a pesar de comprender mi propio dolor,
aún después de descubrir mi propia mentira...
Espero pacientemente debajo de este árbol,
él que es único testigo de mis desamores
y desvaríos.
Él, que es mi único testigo,
mi única caja de recuedos vigente.
Él, que tiene nuestro último beso dado.
Al igual que nuestro último abrazo,
tiene nuestras últimas palabras de amor...
y nuestras últimas palabras de odio.
Por desgracia,
este frondoso árbol se seca,
se acaba, al igual que mis tontas
y vagas ilusiones,
al igual que se muere mi alma
que alguna vez estuvo dopada de amor.