jueves, 13 de septiembre de 2012

Una ventana.


Cierto es, que el temor me persigue,
que la voz de catacumba aùn resuena en mis oìdos.
Que el listòn rojo que ata mi destino
ha tirado de un cable equivocado.
Que no he hecho màs que derrumbar edificios,
cartas y recuadros, es verdad.
Que he blasfemado sin control alguno
a la vida, a la iglesia, a la razòn,
es verìdico, es real.
Pero no son excusas, mucho menos argumentos que creer,
si lo que buscas es una travesìa;
bienvenido eres a mi cotidiano ser.
Que los gritos y los llantos,
provocan el dolor en los oìdos,
eso... por desgracia no puedo comprobarlo;
como veràs los mìos ya no estan funcionando.
Las lenguas largas, he de admitir, son lo mìo
pero si lo hubieses aceptado, lo hubieses entendido.
El sarcasmo se esconde en mi boca,
el odio en mi corazòn.
Asì es señoras y señores, gran espectador,
en mi cabeza se ha formado el odio, el rencor.
No os sorprendeis, todo lo que cuento es cierto,
no hay màs razòn de narrar,
es decir, ¿por què cerrar una ventana al hablar?
Que mi màscara pertenece a un iconoclàsta,
mitad verdad, mitad mentira. ¿Quièn puede comprobarlo?
Mejor dicho, ¿a quièn le podrìa haber importado?
Tal vez a la ùnica persona que aùn tiene la cordura,
aquella que alguna vez le pertenecio a un gran amor,
Declaro que no he estado enamorada, pero en algùn momento;
le pertenecì a alguien de corazòn.
No detesto al amor, solo me asquean esas personas;
aquellas que aùn no pueden ver la realidad,
aquellas que a los primeros dìas dicen amar.
Bien, al parecer me he salido de tema,
me he desviado de carril,
lamento mucho este desvariò, es algo que sucede sin poderlo prevenir.
Las mentiras vacìas, son algo que jamàs entenderè,
aunque muchas veces las he gritado con cada tinte,
con cada gota de sangre que de mi cuerpo ha de caer.
Palabras màs, palabras menos, es lo que me niego a creer,
el mundo gira en su ruta, yo en mis propios pies.
Las dagas del alfabeto, poco importan ya,
no es que me haya vuelto insensible, es solo que me he cansado de llorar.
Hace mucho que no lloro, por alguna estupidez,
las lagrimas aùn adornan mi rostro, pero solo cuando necesitan aparecer.
La mitologìa de mi vida, es sin sentido al derecho y al revès,
nunca nadie la ha ententido, nunca nadie sabra como es.
Son tantos los desvarios, las ruletas del ajedrez,
no me gustan esos juegos,
pero pueden ser estrategias alguna vez.
Los juegos que marcan mi camino, que marcan mi verdad,
lamento a aquellos que no vean lo mismo,
que no comprendan mi pensar.
Tantas cosas ciertas que eh dicho en este escrito a mi favor,
màs tambièn hay falacias, algunas que solo comprendere yo.
Posiblemente se haya vuelto largo y sin comprensiòn,
pero si has soportado hasta el ùltimo momento dare las gracias de corazòn.
Y te dirè que esta ha sido y serà,
la ùnica ventana a mi mente, a mi vida, a mi ser en general.

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